TALLER LABORATORIO DE CREACIÓN LITERARIA “VER VERBALMENTE”



Tres sesiones mensuales de 3 horas cada una.

Estudio. Av. Álvaro Obregón 24-5. Colonia Roma Norte, entre Frontera y Avenida Cuauhtemoc.

Más informes: ricardodmz@yahoo.com // Tel: 5264-5530








CONSIDERACIONES

Se trabaja una dinámica literaria a través del juego creador. Se proponen ejercicios específicos a partir de lo que llamo ver verbalmente, en ocasiones integrando música, pintura, fotografía, escultura, arquitectura, etcétera.

La primera hora está dedicada a la Teoría Literaria, al conocimiento de los tropos o figuras de traslación y a diversas figuras sintácticas, de dicción, de lenguaje, de pensamiento. En cada sesión se analizará un fragmento de la obra de un escritor para conocer diferentes estilos y su empleo de las figuras. Asimismo, en el transcurso de las sesiones veremos los géneros, técnicas narrativas, tipos de narrador, géneros literarios, posturas literarias frente a la vida y más.

La segunda hora se harán ejercicios de diversa índole para aplicar lo aprendido.

La tercera hora se leerán y analizarán los textos de creación libre que presenten los participantes. Cada participante dará su opinión, siempre de manera positiva y amable. Naturalmente, el esquema es flexible, ya que el desarrollo de la sesión dependerá, fundamentalmente, del número de textos presentados por los participantes.






OBJETIVO

• Desplegar el fenómeno literario en forma accesible a todos los participantes.

• Desmontar su maquinaria (la alocución)

• Trabajar con algunos de sus innumerable recursos: figuras, tropos.

• Los géneros literarios.

• Panorama de las más relevantes posturas literarias frente a la vida. Las escuelas: realismo, naturalismo, romanticismo, expresionismo, simbolismo, surrealismo, modernismo, etcétera.

• Dialogar sobre lo que hay de vivo en la literatura.

• Tiempos verbales.

• Los tipos de narrador.

• Procedimientos y técnicas.

• La estructura narrativa.






“Lo bello afecta principalmente el sentido de la vista . Sin embargo, el oído también lo percibe, sea en la armonía de las palabras, sea en los diversos géneros de música, porque cantos y ritmos son igualmente bellos”.

Plotino


La prosa es, ante todo, una actitud del espíritu: hay prosa cuando, para hablar como Valery, la palabra pasa a través de nuestra mirada como el sol a través del cristal... La armonía de las palabras, su belleza y el equilibrio de las frases disponen las pasiones del lector sin que éste lo advierta, las ordena como la misa, como la música, como una danza... Del mismo modo que la física presenta a los matemáticos problemas nuevos que les obligan a crear un nuevo simbolismo, las exigencias siempre nuevas de lo social o lo metafísico imponen al artista la necesidad de encontrar un lenguaje nuevo o técnicas nuevas”.
Jean-Paul Sartre.


“El escribir, como la vida misma, es una viaje de descubrimiento. Se trata de una aventura metafísica: es una forma de aproximarse indirectamente a la vida, de lograr una visión total y no una visión parcial del universo. El escritor vive entre el mundo de arriba y el de abajo: emprende el camino para eventualmente convertirse él mismo en ese camino... Así como la vida comienza en cualquier momento, mediante un acto de comprensión, así también la obra. Pero cada comienzo, sea de un libro, una página, un párrafo, una oración o una frase, señala una relación vital...”
Henry Miller





MÁS INFORMES: ricardodmz@yahoo.com // Tel: 5264-5530

LA ENEIDA (ANÁLISIS)

TEMARIO




I A VI CANTOS - 2 MESES




VII a XII CANTOS - 2 MESES




CONSIDERACIONES




VZVZV ZBNZ HHAG




INicco jueves 12 de agosto de 2010. De 10 a 13 horas


Dirección


Información


NUEVO CURSO


LECTURA DINÁMICA Y CREATIVA DE LOS SÍMBOLOS DEL TAROT.

Estudio. Av. Álvaro Obregón 24-5. Colonia Roma Nort e, entre Frontera y Avenida Cuauhtemoc .


Más informes: ricardodmz@yahoo.com // Tel: 5264-5530

NUEVOS CURSOS DINÁMICO Y CREATIVO DE TAROT



CURSO DINAMICO Y CREATIVO DE TAROT





A cualquiera de los cursos se puede ingresar en cualquier momento.

NUEVO CURSO

Segundo y tercer sábado de mes
(máximo 10 participantes, mínimo 4)

Sede: Av. Álvaro Obregón 24 depto 5 Col. Roma









CONSIDERACIONES

El mazo del Tarot ha sido empleado, por lo general, para llevar al cabo interpretaciones mánticas, cuando es, en esencia, una herramienta simbólica de auto conocimiento. En la medida que estudiemos el tránsito de una carta a otra hasta la culminación del viaje, estaremos capacitados para interpretar cualquier tirada. Toda lectura es un viaje interior y un viaje hacia nuestra manera de percibir el mundo en su realidad, sus apariencias y su irrealidad. Es el arte de ensoñar y buscar la sustancia de lo efímero en lo permanente. La intuición y la percepción juegan un papel relevante en el arte interpretativo, al margen del conocimiento de los símbolos que posee cada naipe. La percepción de las imágenes determina los procesos de la exégesis, así como el desarrollo de la imaginación creadora. El punto de partida de la cartomancia, y en general de cualquier arte interpretativo, es la honestidad y la ética con uno mismo y, en consecuencia, con el consultante. Toda imagen visual interna es un símbolo que es preciso desentrañar desde el andamiaje del espíritu. Los símbolos han sido venerables desde tiempos remotos, así como la palabra que los nombra, no sólo en el ámbito religioso sino en cualquier disciplina, desde las científicas, filosóficas, psicológicas, esotéricas, artísticas e históricas. A creyentes y no creyentes el símbolo les comunica verdades esenciales.



OBJETIVOS

Estudiar diversas técnicas de interpretación, no sólo a través de las distintas tiradas que han sido propuestas por numerosos autores a lo largo de los siglos, sino también ahondar, fundamentalmente, en el simbolismo de cada naipe para conocer y derivar la multiplicidad de sus relaciones, correspondencias, enlaces, engranajes, metáforas, resonancias, traslaciones.
Siempre he considerado que el símbolo es la fórmula más perfecta que ha encontrado el ser humano para expresarse espiritualmente, en consecuencia, el conocimiento de los símbolos nos exige abarcar su interpretación en diversas culturas y otras áreas del conocimiento para enriquecer nuestra capacidad interpretativa.

ARTE, LITERATURA Y TAROT.




Se trabajan 3 módulos por año de 12 sesiones cada uno. Tres sesiones mensuales con duración de 3 horas cada una. Total de módulos: 6.





CONSIDERACIONES

Taller Laboratorio de lectura-escritura impartido en Lima, Perú (1967/1968) y en México desde 1970 hasta la fecha en el Instituto Nacional de Bellas Artes (en varias ocasiones y distintos espacios), en la Casa Guerrerense de Cultura y en cursos privados. El Taller Laboratorio no es un curso sobre el Tarot y su empleo mántico.

Los objetivos del Taller Laboratorio son otros y variados. Considero que el mazo del Tarot es un artilugio para imaginar (máquina narrativa, dice Italo Calvino), un juego de espejos, un semillero de resonancias y ecos que multiplican las posibilidades de asociaciones, conexiones, ambientes, atmósferas, estrategias, estructuras, relaciones de lenguaje y más aperturas en función del proceso creativo de la obra literaria.


Asimismo, alienta un acercamiento esotérico a su código simbólico, código que si bien es uno en esencia, ha sido interpretado de diversas maneras a lo largo de los siglos desde el Renacimiento hasta la fecha. Escritores de varias latitudes y épocas han utilizado los naipes del tarot para crear sus obras: poemas, novelas y obras de teatro. Entre otros textos se analizan poemas de W.B. Yeats; El Golem, de Gustav Meyrink; Tierra Baldía, de T.S. Eliot; Arcano 17, de André Bretón y El castillo de los destinos cruzados, de Italo Calvino. En el siglo XX surgieron, al margen de los mazos tradicionales, mazos de Tarot asociados a obras de grandes autores: Dante, Giovanni Boccaccio, William Shakespeare, Jean Austen, Casanova, Howard Phillips Lovecraft y J.R.R. Tolkien, son algunos de los más buscados. El ciclo del Rey Arturo ha propiciado la creación de varios mazos, destacándose La leyenda del Rey Arturo sobre otros como El Tarot de Avalon.


Los diseñadores de naipes han abordado Las mil y una noches, mitologías (egipcia, griega, celta, japonesa, finlandesa, náhuatl, maya, árabe y de los indios de Norteamérica, por mencionar algunas), mundos fantásticos (hadas, elfos, gnomos, sirenas y más), filosofías orientales y ciencias herméticas sin faltar un nutrido acervo de tarots chamánicos.

Algunos se han atrevido a utilizar imágenes de Leonardo da Vinci, Sandro Boticcelli, El Bosco (Hieronymus Bosch) y Pieter Brueghel. El ilustrador del Tarot de Alberto Durero (Albrecht Dürer) no emplea imágenes de este insigne artista, toma prestado el estilo del pintor y grabador alemán para elaborar sus 78 cartas. Salvador Dalí sucumbió a la tentación de crear su propio mazo de Tarot y otros artistas plásticos contemporáneos, en su mayoría ilustradores de diferentes latitudes, se han aventurado a realizar sus diseños, la mayoría nada afortunados.




En este Taller Laboratorio de lectura-escritura se trabaja, además, con textos escritos por los participantes al detonar su imaginario impulsado por las imágenes de las cartas.


Más información: ricardodmz@yahoo.com // Tel: 5264-5530

EL LOCO Y EL CASCABEL


Uno de los símbolos que considero de mayor importancia en los naipes del Tarot es el cascabel. Invito a los participantes a hacer un ejercicio de observación meticulosa en cada carta. Este símbolo es esencial en El Loco, signado con el número 0. Este Arcano Mayor anuncia, gracias al sonido de sus cascabeles, que un suceso muy importante está en Camino. Les pido a los participantes que mediten sobre la significación del cascabel y que investiguen en su contenido simbólico. Asimismo les insisto que investiguen todo lo posible sobre los símbolos y elementos del Tarot que más los intrigan. Cuando no hallen referencias directas les sugiero que acudan a las analogías.

Desde que empecé a trabajar con el Tarot, hace muchos años, asocié los cascabeles de El Loco a los crótalos de la serpiente de cascabel, Ajau Can, entre los mayas, pues para las civilizaciones mesoamericanas la serpiente simbolizaba la regeneración del mundo, la vida nueva, ya que cada año, cuando las serpientes mudan de piel, brota un nuevo cascabel en la ringlera crotálica de sus colas.
El cascabel es un Cosmos en sí mismo, como tal, el cascabel también está vacío antes de la Creación. El cuerpo del cascabel está hueco, en ese vacío todo es posible. En ese vacío habita el inconsciente donde todo se aloja y, en consecuencia, donde todo se puede manifestar. Hice una analogía más: el cascabel es un huevo, por tanto, colinda con el concepto del Huevo Cósmico del que hablan varias mitologías. El sonido del cascabel es el Verbo y, a la vez, es una llamada de alerta y un auxiliar poderoso para entrar en trance al mediar, bailar o entregarse a cualquier actividad artística y creativa.
El cascabel está presente, de una u otra forma, en los 22 Arcanos Mayores. Así, pues, El Loco es el canto que preludia el potencial de una creación dinámica.Uno de los ejercicios que se realizan en el Taller Laboratorio está asociado esencialmente al cascabel porque todo cascabel, aún el más pequeño, es un Cosmos inagotable. Hago énfasis en que cada cascabel es un pequeño Cosmos, un universo donde toda expansión o implosión es factible. El Loco y sus cascabeles propician cualquier historia.

COMENTARIOS A LA NOVELA ASÍ SEA.

Así sea obtuvo el Premio Nacional “Juan Rulfo” para Primera Novela 1985, que otorgaron el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Gobierno del Estado de Sonora.



Texto de la contraportada del libro.

Tiempo de iniciación, viaje ritual de las imaginaciones y la palabra, y de la invención de la estructura de signos secretos y de signos específicamente literarios. Así sea, de Ricardo Diazmuñoz, es un filosófico escalpelo que hiende, inevitablemente, la mirada del lector arrebatado por un espíritu original, durante el vivo tránsito de la vida a la muerte. El autor, como un sacerdote tocado por el furor del viento verbal y por la borrachera de las imágenes que del mismo viento se desprenden, toma al lector, ese novicio, y lo conduce por el camino de la transformación interior, hasta el punto que él se encuentre dentro de su propio deslumbramiento.

Entre la alucinación mística y la práctica religiosa trastocada en cúmulo de visiones, de palabras y de letras, de páginas creadoras de un tiempo único escapado del tiempo cotidiano, el presente libro incursiona dentro del contexto de la tradición sagrada tomada en consideración literariamente.

La Piedra de los Tiempos
1985
Maryell Finisterre


Texto

Angelina Muñiz-Huberman
Doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México
El Nacional. Marzo 26, 1989

Así sea, de Ricardo Diazmuñoz, erige desde sus primeras páginas los dos pilares de la creación literaria: la ficción de la historia y de toda historia, y la búsqueda en el insomnio de la razón de ser. Quedan establecidos claramente el campo de la imaginación y el campo de la negación del sueño, no como antagónicos sino como complementarios. El tercer e inmediato gran tema es el de los libros. Sin ellos no podría sustentarse el autor que interroga y que requiere explicación. El Libro del Amanecer, el Libro de la Herencia y el Libro de los Muertos parten de la tradición más antigua para sustentar el terreno escurridizo de quien quiere afirmarse en este espacio y en este tiempo. “Los libros abiertos como fábulas o sueños sobre el escritorio. No sabes cuándo empezaste a leerlos. No sabes cuándo te brincaron sus palabras para tomar tu pensamiento. Sólo tienes la certeza de que hoy por la mañana habías estado leyendo en el balcón, ese balcón donde una taúrica tarde, de llovida a calurosa, tú y yo contemplábamos el desplazamiento ornamental de un escarabajo” (p. 10) Los libros, el tiempo: el pasado al presente; la ubicación: el balcón, lugar abierto al espacio; la acumulación simbólica del escarabajo; todo, en fin, condensa intencionalmente un fluir y un permanecer.



Escritura barroca y percepción en capas de la geología mental. Ritmo de medidas musicales, desde el canto gregoriano hasta la cantata bachiana. Retornos y motivos que inciden para ayudar a la memoria, para recoger las distracciones no deseadas. Personajes que entran y salen, en nuevas adiciones, en nuevas actitudes aún para ellos inesperadas. Abundamiento en lo que había quedado suspendido. Las historias de los dioses, las representaciones míticas: todas las religiones en una sola interrogante: qué hacemos aquí. El hombre es su pequeñez y el hombre es su debatirse: el hombre que pregunta. Pero sobre todo el hombre que recuerda: la historia del hombre es la memoria. El hombre que moldea la arcilla, que graba la piedra, que deja la letra por escrito. El círculo y el cuadrado como signos mágicos y la palabra dominando el universo.
En el orden de la iniciación, en el mundo que se crea lentamente, van surgiendo y tomando forma los personajes de Ricardo Diazmuñoz y así van siendo nombrados, Mateo, Iris, el Palos, el Gato, y cada uno va ocupando su lugar, sin apuros, sin remordimientos, en un deslizar fatal a lo que es su sentido en el mundo de la ficción real. Lo que parece enigma o pieza de rompecabezas encuentra su acomodo páginas antes o páginas después. Un libro en imagen de espejo, en sentido literal, cuando hay que colocarlo frente al azogue (p. 32-33)



Melancolía I (1514) Alberto Durero


Libro dentro de las enseñanzas del hermetismo, de esa línea de pensamiento de la filosofía oculta que tanto se empeñara en difundir Giordano Bruno en el Renacimiento y que lo llevara a la hoguera. Egipcianismo, astrología, ciencia de los jeroglíficos entreveran la realidad cotidiana y la tradición de los antepasados. También el mundo prehispánico se hace valer junto al judeocristiano. Una iglesia o una sinagoga son templos del misterio. Latín y náhuatl conviven sincréticamente.
Los sucesos pueden ocurrir y ser descritos de manera detallada, precisa, con el orden de un diario y la sucesión de minuto a minuto. O pueden darse en la más escueta enumeración como una lista de conceptos. En el caso de todo lo que compone una calle se da en dos columnas de palabras simples, paralelas y en reversa.

CALLE:
asfalto aicamraf
árboles atnerpmi
casa oirasnepsid
etc. (p.33)

Mundo externo y mundo interno son el mismo en la estructura expuesta en la obra de Diazmuñoz. De igual modo, unos personajes se derivan en otros, conservando, abarcando o perdiendo el límite pronominal. La oración puede determinarse en un perfecto enlace sintáctico, en abolición de partes indispensables o en una especie de continuidad preconcebida que el lector debe llenar de acuerdo a sus capacidades, posibilidades, o paciencia. La invención expresiva es ilimitada. Asimismo el juego imaginativo que se le ofrece al lector.


Así sea, es un libro dentro de las técnicas experimentales modernas. La realidad se advierte por medio de la subjetividad y del mundo emotivo. Las corrientes filosóficas y sociológicas se dejan adivinar de manera natural. Los patrones míticos, encarnados por los diferentes personajes o por el narrador mismo, envuelven al héroe en relación directa con el poder de los dioses, entendidos éstos en un despliegue ecléctico. El conocimiento y la experiencia del autor se centran en el uso de la técnica literaria. Por medio de la técnica descubre, explora y desarrolla la temática elegida en un marco y en una evaluación adecuadas. Escoge y afina sus instrumentos de experimentación en torno al lenguaje, la tipografía y la distribución de la materia. Aquí podríamos repetir algunas ideas de T.S. Eliot en cuanto al uso de la técnica como selección, estructura o distorsión. Efectivamente, forma y ritmo se imponen sobre el mundo narrativo de Ricardo Diazmuñoz y dirigen el curso de la acción, enriqueciéndola o renovándola. De este modo la técnica da como resultado la textura del estilo. Si a esto unimos la importancia del mundo de los símbolos y su compenetración con la técnica y el estilo, nos encontramos con los ingredientes necesarios para calificar de bien conformada la proposición experimental de nuestro autor.



Como novela de estructura sui generis, propone un mundo en el que las sugerencias, la unidad de tono, la consistencia del punto de vista, y la coherencia de las formas son la base contextual. La novela, en tanto que género moderno, es una serie de elecciones narrativas que incluyen en si su integridad potencia, según Northrop Frye, definición aplicable a la que estamos tratando. La novela recorre el paso de un estado de inconsciencia a un estado de experiencia o conocimiento: la pérdida del paraíso implica a madurez: de esto debe tratar su mundo. Los personajes de Así sea han conocido o conocen el tránsito y, a la manera de la pasión, religiosa o musical, se prestan a las pruebas de la iniciación en un intento de aprehender el mundo a su alredor. De ahí que secciones cruciales como Introitus, Kyrie, Oration, Epistel, Graduale, Aleluya, Sequenz, Evangelium, Credo, y las subsiguientes, tejan los temas de la pasión de Jesucristo en medio de los problemas terrestres de los personajes.
Los cuatro elementos: agua, aire, tierra y fuego propician la base de donde partir. Y la novela, cumpliendo la recopilación del ideario de su autor incluye en su propia acción su propia teoría. El final, un resumen del canto gregoriano, es, a la vez, un resumen de la visión cósmica que siempre ha obsesionado al hombre preocupado por su pequeño lugar en la arena del universo. Las anécdotas y la cotidianeidad alcanzan su dimensión precisa. El ciclo se cierra al cerrar la última página del libro.



EL SONIDO DE LOS COLORES

ASÍ SEA, de Ricardo Diazmuñoz
Premio Nacional Juan Rulfo para Primera Novela 1985.
Leega-INBA, 1988. 242 pp. México.

Texto
Manuel Capetillo
Novelista, ensayista, crítico literario y teatral.
El Semanario. Núm. 369. La Jornada. Mayo 14, 1989.

Abrir la voluntad expresiva al mayor número de viajes, resulta ser un propósito superior. Al ser inventada la ficción que sea, de la realidad reproducida fielmente respecto al modelo más palpable del mundo cotidiano, a la mayor abstracción etérea del espíritu, cuando la literatura se encuentra en el proceso de ser escrita, y al escribirse mediante la lectura, ciertamente las palabras habrán de entrelazarse de modo que se aproximen e incluso toquen lo misterioso de los secretos que en la vida solemos desconocer.
Así sea, de Ricardo Diazmuñoz se escribe en el laberinto múltiple de una literatura secreta, ostensiblemente de revelación espiritual, la que de modo preciso muestra una sustancial vestidura religiosa. Las palabras constituyen el juego, la experimentación, la estructura de una búsqueda literaria que halla el rítmico palpitar y el espeso grosor de ese corazón primero que es todo este libro. En Así sea, la voluntad expresiva se cumple al ser reflejo de sí misma. Como un objeto separado del mundo, edifica un mundo vasto y suficiente.
Paraíso original inmóvil –Mesoamérica, Oriente la primitivez de todo enaltecida por la renovación de los ciclos- este libro es a un tiempo trayecto de tradición en progreso y recurrencia que avanza hacia el origen: a fines disparados, siempre rumbo a puntos que coinciden con el primer comienzo de un todo, cuya sustancia es presente, futura y pasada, suma de diversidades, cada una explosivamente plural.



La relectura ocasiona el goce fatigoso de la imaginación renovada. El protagonista piensa en Iris, habla en Iris, escribe a Iris y en Iris posa la mirada para ver, para escuchar con la vida, para gustar los colores, para colorear las texturas, para tocar los sonidos, las ideas, la imaginación. El libro, como un río, siempre es distinto y el mismo, irrepetible porque sus repeticiones son siempre nuevas, fragmentos del fin anticipado en cada punto del viaje, cuando el primer origen reaparece transfigurado por la mirada literaria imparable del verbo continuo y entrecortado.
Tengo el mal hábito de pensar en el interior de mi aislamiento, y el libro de Diazmuñoz ha influido en mi ánimo poderosamente, al grado de mojar en mí mis propios ecos. Abstracción porque Así sea es abstracción: sucesión de acontecimientos que son visiones que son composición tipográfica, que es escritura de páginas impresas que semejan la señal de un mapa continuo al que el libro se refiere: trazo de signos, palabras de letras, líneas de mapas, libro referido a libros, tradición en proceso de tradiciones en encuentro, despertar al sueño de la vigilia, visiones en el reposo de la alerta. Aquí todo es un escarabajo de oro literario: un escarbar bajo el tesoro de la iniciación ritual.
El protagonista observa en los dibujos del cuerpo de un insecto las claves del mensaje: no existe diferencia entre la lectura que Scarabeus hace al observar el orden de la construcción del monstruo, con la lectura que el escarabajo lleva a cabo al seguir la traza de las palabras de este libro: leemos, nos revestimos para el sacrificio. En el espacio de estas páginas se dan cita el fuego, el agua y el Cordero; la noche iluminada y la plena oscuridad de un vacío lleno de palabras en estado de rezo.



Ya he dicho que Así sea mucho tiene de juego: lúdico, deberán decir los intelectuales. A su manera se entretiene, se divierte, se humorea, se eriza, se pone los cabellos proféticos de trampa en trance: como bien puede repite anticipadamente el descalabro de este texto mío que lo imita apenas. La imitación es un recurso crítico: es poner en crisis la prueba de la disminución, para que el escucha descubra el aumento de las letras, para que aplique bien lo que mal he reducido: para que imagine el orden, puesto que Así sea pertenece al orden sagrado.
La referencia es la certeza, y es cierto, el libro cuando se refiere desde las primeras líneas a la apertura de secretos libros, que luego son libros que son tiempos, que son espacios, todo visto ya desde la referencia que es cada palabra:: escritura, sagrada, de, cada, tradición: escritura de las escrituras de la palma de la mano que es el pleno escarabajo original bajo la observación que el lector hace de sí mismo.
Sacerdote y víctima, el lector celebra una misa de muertos y de resurrección –así lo señala el libro desde el Kyrie hasta el Amén-. El lector se sumerge en el abismo de las palabras para recapturarse. Yo exagero con la solemnidad y la tristeza plana de mi voz, pero el libro no, puesto que se instala alumbrando en la calle barriada del alcohol, para emborracharse en la iniciación de la luz y de la fiesta. Todo comienza... Comienza el rito, comienza el viento verbal, comienzan el fuego, el agua, comienzan las tinieblas, la luz, el azul, el amarillo, la rugosidad, lo terso, lo ondulado, la quebrantación de la piel, o la quebrantación de huesos y de almas durante la ceremonia de la palabra escrita.



Todo comienza mientras continúa el terminar. Así sea es un universo abierto a otros universos en el que todos los tiempos son el mismo: el tiempo instantáneo de la lectura. Se diría que cada palabra, si nos es que cada letra –siendo cada página y cada grupo de páginas reproducción del rasgo indescifrable de un solo signo-, reproduce la amplitud plena de la insignificancia: en el valor apenas nada de la menor señal cotidiana se encuentran las historias todas de la historia, las iluminaciones en el seno de la oscuridad, el punto final conformado por puntos suspensivos: las pluralidades en la singularidad, el ser en los seres, la existencia desbordada que acaba mientras no termina. La última palabra del libro no es amén, sino que dice así sea, para que el lector entienda que no se cierra la edificación del libro, sino que éste se inicia en la eficacia del deseo: para el cumplimiento de la escritura.



Manuel Capetillo
El Nacional. Mayo 23, 1993-

Ricardo Diazmuñoz vuelve a sorprenderme al yo releer Así sea: este texto estrictamente moderno en la búsqueda de la originalidad simbólica, Premio Juan Rulfo 1985, hoy es una composición verbal y cierta, aguda, introspectiva como el viaje interior que requerimos... Al mirar las cintas contemplativas de Andrei Tarkovsky comprendo que la tradición espiritual de la humanidad se mantiene e intensifica, a pesar de su aparente trivialidad autodestructiva: esto mismo encuentro en el viaje y los viajes a los que la novela de Diazmuñoz me conduce; con Así sea contemplo los colores de las formas y las formas de historias particulares que son la Historia y mi historia personal. Doy las gracias al autor de este libro acompañante, que me lleva a la compañía profunda de mí mismo.
Así sea... Que así sea: que obras del espíritu creativo secreto y desdeñado, como la obra de Diazmuñoz, se mantengan en la “inconciencia” colectiva... Tal vez desde esa sombra influyan más verdaderamente que la influencia nefasta de lo mínimo (de la practicidad, lo libertario impositivo como vía única, lo prestigiosamente comercial, lo televisivo...), que actualmente sólo influye desde su condición de Vergüenza... Que Así Sea conserve la afirmación de todo aquello a los que los seres humanos originalmente y para siempre hemos sido convocados.



RUMBO A LA FIL ‘89
Homenaje a Edmundo valadés

Marco Aurelio Larios
Doctor en Filosofía por la Universidad de Viena, Austria. Centro de Estudios Literarios. Guadalajara, Jalisco Noviembre 27, 1989

Así sea

Ricardo Diazmuñoz (así, pegado, juntito, sin acento) es un escritor experimental. De su obra se ha dicho que es una alucinación mística del lenguaje, y después de leerlo uno lo cree. Hay quien se envuelve en su borrachera de palabras, de imágenes que se desprenden como aventadas por el viento; uno tiene la sensación de que nos involucramos en su obra para compartir el desmadejamiento, la destructuración, de su narrativa. Pero un experimento no radica en la detonación de la palabra en cuanto portadora de un significado, sino en el reacomodo de las frases y el tejido del hilo narrativo.
Ricardo Diazmuñoz (así, sin espacio, es muy de su estilo) nació en la ciudad de México. Es un escritor polifacético: fue incluido en la antogía El cuento erótico en México y en la recopilación Poesía erótica mexicana (1880-1980) Se ha destacado por su pasión por el teatro donde ha participado como autor, director, escenógrafo, diseñador de vestuario y de iluminación. Ha participado en festivales de teatro de renombre y también ha sido premiado por su trabajo escénico. Actualmente es Director General del Festival de Otoño Valle de Bravo. Asimismo se dedica a la edición de las revistas turístico-culturales Salimos de Viaje y México y sus Rutas.
Así sea es su última novela, con la cual obtuvo el Premio Nacional “Juan Rulfo” 1985 para Primera Novela que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Gobierno del Estado de Sonora.
Ricardo Diazmuñoz (sin cortarse, para pronunciarlo de un solo tirón), es un narrador que inventa, a partir del lenguaje, el sitio por donde deben discurrir las palabras. Su obra no guarda unidad en los niveles del lenguaje y se permite varias licencias, pero todo en busca de la experiencia del lenguaje. Esto lo convierte en un autor, como muchos otros jóvenes escritores, bastante contemporáneo; es un autor que se asoma a los umbrales de la literatura del siglo próximo: la novela del lenguaje, la novela de sus propios límites.
Déjeme transcribirle un fragmento:

Foto:Maryell Finisterre

ASÍ SEA

GRITO: rosa destinada a un amanecer de pájaros. Sesenta metros atrás un hijo llora enrojecidos ojos desarraigados de la casa paterna. Hay un perro que es alfil y puede decir mentiras acerca de cómo la noche me imagina caminando y de pronto siento que los días son diez mil veces más jóvenes; los días, las galaxias, el universo, el mundo, el mar, el mar; ese mar al que le tengo gratitud; ese mar que mece una canoa /juega a los reflejos/ y es sombra ingredientes de negro que se precipita en la intensidad de la sorpresa y el temor destrozando el extraordinario suceso de un cielo patena, sombra hostia, patena, sombra comunión, patena, cielo tabla de deslizamiento, mesa sin servir porque aún no llegan las estrellas y junto a las rocas, las existentes desde hace siglos, sin prisas, los hombres balbucean, los antropovales brincan, el cuchillo reza, el fuego espera, y yo sigo pensando que esta noche me parece diez mil años más joven.


COMENTARIOS AL LIBRO HAY TORMENTOS RABIOSOS.



Angelina Muñiz-Huberman
Doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Texto leído en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería el 27 de febrero de 2006 y publicado en la revista Este País, núm 189. Diciembre 2006.

Un mundo renovado

¡Ay, títulos! ¡Ay, libros! ¡Ay, autores! Hay títulos, hay libros, hay autores. No sé en cuál de los dos estados quedarme, si con la interjección o con el verbo. Seguramente con ambos. Ricardo Diazmuñoz elige, repite y remite al famoso verso de Gutierre de Cetina: “Ay, tormentos rabiosos!” para convertirlo en verbo: “Hay tormentos rabiosos.”
Es pues el título un anuncio de un mundo clásico que va a ser renovado. De un mundo nostálgico en donde la palabra cuenta como búsqueda poética e imaginación sin límites. El libro reúne cuatro relatos, algunos premiados y publicados en revistas prestigiadas ahora reunidos en Laberinto Ediciones. El tono oscila entre lo vivido, lo vívido y lo onírico. El ritmo, lento y acucioso, apasionado, descubre reflejos, sutiles gradaciones de estados de ánimo, lo inusitado y el misterio de todas las cosas. A la manera de cámara fotográfica los muros, las habitaciones, los muebles, la vegetación, los cuerpos, las calles crean una nueva ciudad sólo en sueños entrevista. La precisión y, al mismo tiempo, la ambigüedad fluyen en frases donde el sustantivo, el verbo, el adjetivo olvidan sus fronteras y danzan intercambiando funciones. En un deseo de abarcar la conjugación total, presente y pasado se funden, y el yo narrador fluctúa de la primera a la tercera persona, de lo masculino a lo femenino.



El título del primer relato ya lo anuncia: “De las agujas y de cómo los colores y el bordado”. La aparente exactitud desemboca en una enunciación incompleta, es decir, sugerente. Hay agujas, colores y bordados, pero a dónde conducen, cómo se comportan. Si hay agujas, colores y bordados índice es de un tejido y si de un tejido se trata, de un principio y de un fin, de una vida y una muerte. De un tejido (texto) que nace y muere naturalmente, sólo por el deseo dirigido. Amor perfecto en el bordado atrapado, que por ello dibuja su muerte. Así el “cómo” del título nos da ya su respuesta. Las agujas, como pequeños puñales, se asocian con muerte y venganza, pero, sobre todo, con sacrificio. Haber hallado el estado de espiritualidad exige un sacrificio, una máxima ofrenda. Las tres labradas agujas que recibe la protagonista convierten los hilos de colores en vida misma, mientras que la vida misma se opaca y languidece. “Y cuando las rosas de hilo emergían sobre la estupefacta superficie de lino, las orgánicas se desplomaban marchitas.” (p. 19) Una técnica inversa a la de Oscar Wilde cuando el cuadro de Dorian Grey envejece y el hombre mantiene su frescura y juventud. Las agujas arrebatan la vida de los seres para dejar sin competencia el objeto representado. La tienda de antigüedades es el origen de sueños ocultos. Bordar la cara del amado es bordar su muerte y el color de los hilos atormenta: “Hilo negro; nómadas cabellos; punto de ojal; boca pegada al reto; hilo rojo; nervaduras de madejas que se mueven a derecha e izquierda; blancos hilos; tactos humectantes; punto de cruz; verdes hilos... las facciones de Claudio que crecen hasta convertirse en la liturgia de un mar incandescente...” (p. 22). Según avanza el bordado se convierte en un impulso erótico irrefrenable que sólo se calma con la muerte. El cuerpo sin vida se ha trastocado en un bordado perfecto que requiere de la última aguja para inflingir la muerte de la bordadora: “... apreso, con manos febriles, la tercera aguja, la más pequeña, y me dispongo a bordar mi propio rostro”. (p. 23) Tejido, principio y fin, vida y muerte cierran sus ciclos.

Foto:Maryell Finisterre

El relato siguiente: “Que trata de la luz y de las arenas todas” es un canto al erotismo. El hilo conductor se desenvuelve en torno al membrillo en su faceta afrodisiaca. El fruto une y está presente en los pasos del amor: incita, desata, provoca. Su forma, su sabor y su perfume encierran una historia de amor pleno. Un amor breve, casi instantáneo que perdurará en la memoria del narrador. La protagonista de nombre variable en torno a Mariana, Marina, Mayrán, es una arqueóloga de paso en un pueblo cercano a un desierto. Así las antiguas fuerzas de la naturaleza, de las cuevas prehistóricas, de sus figuras grabadas, del misterio que encierran se convierten en el otro misterio indescifrable que es el amor. “Miles de impulsos eléctricos, de señales, vibraron en mis moléculas y supe, entonces, que el ser del amor es la luz y la esencia del hombre la inmortalidad.” (p. 32) Un amor poderoso que alcanza su clímax en comunión con la naturaleza y con el lenguaje: un pedernal, una concha y el perfume del membrillo se encargan de simbolizar el orgasmo poético-biológico. “Y cuando nuestros cuerpos fusionaron delectaciones y florescencias, un olor a membrillo impregnó cada corpúsculo de polvo, cada oleada del viento, y todo fue resquebrajarse de universos, brillos, sucederes, épocas pretéritas y futuras, cientos de generaciones iniciando una lenta y armoniosa trayectoria en nuestros cuerpos.” (p. 32)



El título siguiente, de reminiscencias románticas: “Que trata de ciertos papeles” (“y de cierta noche” en el manuscrito original) es un largo relato sobre la inestable frontera entre sueño y vigilia. Como tal, el tono melancólico permea las descripciones, el ambiente, la estructura. El paisaje, la vegetación, la casa en ruinas asfixian las palabras y se desbordan en imágenes. El león de la aldaba ruge y la puerta se abre a corredores, pasillos, patios, espesores laberínticos. La obsesión por el papel, todo tipo de papel, aparece desde la invitación a la extraña morada. Su dueña, de nombre que juega con la fonética y la ortografía: Besania con be: es cruel y lasciva. Atrapa al invitado y lo conduce a un más allá del erotismo, sin regreso ni fin. Plantas marinas, caracoles, algas crecen y dominan la mansión. Al mismo tiempo que papeles de todo tipo crujen, se retuercen, toman forma e invaden la vida incipiente. La vida misma se vuelve de papel y el papel ejecuta su propio papel. La pareja primigenia, en soledad, se entrega a imparables escrituras del cuerpo mientras las paredes se derrumban y los ecos se multiplican. El papel se vuelve omnipresente, ubicuo, todopoderoso. Toma el espacio de la divinidad y llega a ser alimento del cuerpo y del espíritu: “papel florido” (p. 41). Abarca los sentidos: la vista, el tacto, el sonido, el olor, el sabor. Junto con la vegetación y la humedad invaden el paisaje interno de la mansión en ruinas donde los habitantes son presa de la vesania y de Besania, mujer-araña sin edad que atrapa amantes en sus redes. “En el cuerpo de Besania se despiertan y crecen demonios, dioses.” (p. 61) El erotismo se desliza in crescendo, invadiendo lo inexplicable, el pavor, la presentida muerte, el sueño de todas las cosas. “Besania acciona las tijeras /y un dolor afilado hiende mi cuerpo, desde la parte más alta del cerebro hasta la más baja de la espina dorsal y se extiende, vertiginoso, hacia la planta de mis pies y más allá.” (p.63) Y, sin embargo, todo puede ser sólo un sueño sin el mínimo deseo de despertar.



El relato que cierra el libro lleva por título: “Donde se habla de una calle, unos balcones y unas puertas”. Como los relatos anteriores gira en torno a temas recurrentes, obsesivos, plenos de dudas y de situaciones oníricas. A éstos se añade una nueva preocupación: los mapas y los recorridos geográficos. Desde la ciudad de Lima, una calle en especial, la denominada Cueva, unos balcones, unas puertas, pero también perros, moscas, azulejos, un mendigo, una anciana, Sofía y Ella (¿la muerte?), con el fondo musical de una sonata de Marcello, aparecen y desaparecen guiando o perdiendo a Sebastián. Sebastián anhela entender el sentido de una máscara proveniente de Duala (Camerún) y esto le permite añorar un recorrido por África, su paisaje, sus animales, las astas de la gacela. Sebastián, estudiante de Antropología (p. 69) o de Antrología (p. 80), que no es una errata sino la firme intención de subrayar el nombre de la calle Cueva, presente en todo el relato, se detiene en la enumeración caótica de símbolos religiosos, totémicos y hasta kitsch: una “imagen de Jesús envuelta en vinilo.” (p. 88) Sebastián, el encargado de unir los tiempos históricos y los espacios geográficos se ve a la vez en Lima y en Duala: “Y yo, Sebastián, nombrado Sebastián por ti, estaré recargado en una puerta viendo cómo te inclinas sobre el barandal del balcón que adorna la calle Cueva.” (p. 92)



Estamos ante cuatro relatos que ahondan en su propia esencia, que crean un peculiar mundo de extraordinaria belleza, alejado de modas o intereses mezquinos y circunstanciales. Para Ricardo Diazmuñoz la literatura es una auténtica expresión artística, sólida, valiente. Ama su oficio y lo convierte en una artesanía elaborada con precisos y preciosos instrumentos, a la manera de un tejido, de un bordado, de una reconstrucción arqueológica, de una sublimación del amor, de un viaje por tierras ignotas y fantásticas donde extrañas joyas muestran facetas inesperadas. Cuatro relatos que aseguran que la buena literatura defiende su esplendor.



Revista El Cuento, núm. 69. Abril-junio 1975
Texto
Edmundo Valadés
Escritor y periodista.

Oriundo de la ciudad de México (1942), Ricardo Diazmuñoz alterna una decidida vocación literaria, que incursiona en las ramas de la poesía, el relato breve, la novela y el teatro, con tareas de director que ha ejercido en Lima, Perú, en grupos universitarios y en otros profesionales varios años, y ahora en México... Su relato De cómo las agujas, los colores y el bordado, hace sentir a un escritor con muy buen lenguaje, que elabora diestramente, impregnándolo de aguda finura, y que señala a un escritor sin duda muy interesante.